miércoles, 13 de febrero de 2013

Capítulo X

Ya hacía 3 días desde que ocupé el cuerpo de la loba cuando oí un ruido.Era de noche, y yo estaba despierta, vigilando, mientras la loba descansaba, no me pareció oportuno despertarla, así que abandoné su cuerpo y recompuse el mío de nuevo.Me quité los zapatos y los dejé escondidos dentro de la cueva, me afiancé las espadas a la espalda y puse rumbo al interior del bosque.Caminé cerca de un kilómetro, cuando oí ruidos de lucha.Me encaramé a un árbol y me asomé, cuidándome  de quedar escondida entre las sombras de la noche.Era una lucha desigual, unos guerrero con unas armaduras muy curiosas
(Eran azul marino con dibujos plateados y se ondulaban sobre si misma, como si estuvieran desprendiendo calor.) y una especie de sombras bípedas.Había seis sombras por cada guerrero.La verdad es que ni me iba ni me venía, o sea, que me daba igual quien ganara, pero una parte de mí quería ayudar a las sombras, pero otra  se resistía ha hacerlo:Quería que me deshiciera de ellas.En mi interior se formó una batalla verdaderamente brutal, durante un momento creí que me iba a romper en dos.Durante un rato que me pareció eterno, mi cuerpo se decidió y sin pedirme permiso utilizó mi poder sobre los elementos(Que son ocho:Fuego, Agua, Metal, Madera, Tierra, Aire, Luz, Oscuridad.Y por mucho que se empeñen en que sean cuatro, esos son lo verdaderos elementos) para convertir mis  katanas en dos cuchillos curvos y lanzarse sobre unas sombras que estaban acorralando a uno de los guerreros muy cerca de árbol.Con movimientos que me parecieron ajenos a mí, degollé  a un par de sombras, sin embargo, también me lancé sobre el guerrero que rechazó mi golpe con bastante torpeza, pero tan pronto como le iba a lanzar el segundo golpe, con el que le habría matado, una de las sombras me intentó desgarrar el hombro y eso fue lo que puso fin a lo que fuera que me estaba ocurriendo, porque fui capaz de volver a pensar y actuar por mí misma.